Las generalizaciones negativas

Personas-NegativasEspecialmente  cuando  se  está  enojado,  cansado  o  deprimido  hay  una  tendencia  a  realizar generalizaciones negativas. Por ejemplo; cuando el niño dejó su cuaderno en el colegio, no es raro que el papá o la mamá digan: «Siempre se te olvida todo», y esta aseveración, que es una exageración, le llega al niño como un dato negativo que pasa a formar parte de su programación personal y una percepción negativa de sí mismo.

A veces estas generalizaciones se dicen a partir de un evento negativo. Por ejemplo,  si  llueve  el  domingo que se había planificado para ir de paseo, el comentario «cada vez que organizamos un paseo llueve, qué mala suerte tenemos» no es infrecuente. Esta apreciación, que es falsa, sin duda tiñe de pesimismo la percepción de la realidad, olvidando que no todas las veces que se organizó un paseo llovió y que en muchas ocasiones hubo un solradiante. También se olvida que la lluvia puede ser un gran beneficio, porque limpia el aire o que hay muchos lugares en los  que  se  puede  pasear  en  un  día de lluvia.  Hay  museos, teatros  o casas  de  parientes que  estarían felices de recibirlos. Incluso es posible ponerse un impermeable, una buena parka y botas para caminar por todas las pozas de agua y sentirse realmente feliz.

Las generalizaciones negativas tienden a desarrollar en el niño una visiónpesimista.  Cuando  ellas  son utilizadas   con frecuencia,  siembran  el temor  que  las cosas  siempre  saldrán  mal.  El  pesimismo  es  una  pesada carga  para  el  que  tiene  esa  mirada  frente  a  la  vida,  pero  también  para  los  que  tienen  que  convivir  con  los pesimistas,  ya  que  este  sentimiento  se  contagia.  Hasta  el  mejor  de  los  panoramas  puede  ser  arruinado por la presencia de una persona pesimista, considerando  que son personas poco  agradecidas  de  la  vida  y,  en general,  resultan  poco  gratas  en  la  convivencia.  A  veces,  además, se conjuga  que las   generalizaciones negativas no sólo son categóricas, sino que son hechas con tal intensidad que estos mensajes quedan grabados  en la mente infantil. Cuando una madre o un padre exasperados, muchas veces sobrepasados por sus preocupaciones, le gritan a un niño: «Eres un bueno para  nada», la fuerza con que se lo dicen hace que el mensaje quede como un mandato. Ciertamente no es la intención de los padres, pero puede ser el resultado. A veces, los padres suelen ser disléxicos emocionales y tienden a decir las cosas buenas con poca frecuencia y de un modo muy tenue, y las cosas malas en forma reiterada y alto voltaje. Es más sabio decir: «Olvidaste traer la libreta de comunicaciones», que afirmar «siempre  te olvidas  de  lo  que te  pido»,  porque,  además  de  que las  palabras  «nunca»  y  «siempre»  son falsas, cuando están cargadas de negatividad son muy dañinas para la relación. Cuando se está muy ofuscado, a veces es más sabio llamar a una amiga o amigo, para descomprimirse y buscar una solución al problema, que reaccionar directamente con el niño, ya que hay riesgo de arrepentirse de lo hecho y de lo dicho. Y lo que se dice o se hace no es fácil de borrar de la mente de los niños.

Fuente: Libro Cuánto y Cómo los Quiero.

Ps. Neva Milicic

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