Algo más sobre la risa
“Potenciar en los niños una risa sana es altamente beneficioso para la salud. Algunos la consideran equivalente a la realización de ejercicio físico, ya que activa los sistemas cardíaco, respiratorio y digestivo…
Los seres humanos contamos en la programación social con dos poderosas herramientas para relacionarnos positivamente con los demás, que son la sonrisa y la risa. A través de ellas se establece una conexión emocional que muestra que estar juntos produce alegría y bienestar.
Alrededor de los dos meses de vida, y a veces incluso antes, los lactantes sonríen cuando ven a sus padres, a sus hermanos y a las personas que los cuidan. Cuando los padres perciben que el niño responde a sus sonrisas, se alegran y con mucha razón. Es un hito muy significativo del desarrollo social, porque significa que empieza a comunicarse y a responder activamente a su entorno. Como consecuencia, toda la familia comienza a sonreírle y se produce una mayor interacción verbal con el niño.
Sin duda reírse está asociado con una sensación de felicidad y bienestar. Cuando estamos molestos con alguien, no hacemos el menor intento por sonreír, y hasta en el formal saludo al que se pueda estar obligado por razones sociales, no se hace ni el menor esfuerzo por esbozar una sonrisa.
En los ambientes familiares y escolares nutritivos abunda el humor, las sonrisas y las risas. En tanto que en los ambientes disfuncionales, hay ausencia de ternura, de la cual la risa y la sonrisa son su mayor expresión. Ellas son signos de que en ese ambiente están circulando emociones positivas que permean los climas escolares y familiares, con una sensación de acogida, que hace agradable estar allí. Con las personas con las que se ríe, se aumentan los vínculos afectivos y el nivel de apego.
Hay algunas excepciones, y pocas cosas son más dolorosas que cuando la risa es reflejo de una actitud de crueldad que puede ser utilizada para humillar al reírse de otros. Esto significa desvirtuar completamente el sentido que debiera tener la risa como un espacio de encuentro y de relación. Reírse “con” y nunca “de” debiera ser una máxima para enseñar a los niños.
Quien se ríe de los otros no solo le hace daño a la persona de la cual se ríe, sino que también a sí mismo, ya que se transforma en una persona poco querible. El sarcasmo y la ironía crean distancia y producen, a quienes son víctimas de ellos, incomodidad y malestar, que es lo contrario que debería provocarse, porque la risa es un facilitador de la comunicación. Las personas que se quieren tienden a reírse juntos con frecuencia y muchas veces la risa es señal de una sana complicidad.
Potenciar en los niños una risa sana es altamente beneficioso para la salud. Algunos la consideran equivalente a la realización de ejercicio físico, ya que activa los sistemas cardíaco, respiratorio y digestivo, así como también se ha comprobado que aumenta el umbral de tolerancia al dolor.