¿Están los niños y las niñas más violentos?
“La conducta de respeto se aprende en la infancia y es especialmente efectiva si se logra interiorizar en los primeros años. Tener respeto por el otro significa, entre otras cosas, no agredirlo y desarrollar las dos competencias básicas para la convivencia, que son la empatía y la capacidad de autorregulación”
Lamentablemente parece que la respuesta a la pregunta formulada en el título es afirmativa. Existe evidencia de que los comportamientos violentos de los niños han aumentado, tanto en cantidad como en calidad, pero quizás lo más grave es que ellos no lo perciben como violento, sostienen que es una broma y no empatizan con el sufrimiento que sus comportamientos pueden producir en los demás.
La conducta de respeto se aprende en la infancia y es especialmente efectiva si se logra interiorizar en los primeros años. Tener respeto por el otro significa, entre otras cosas, no agredirlo y desarrollar las dos competencias básicas para la convivencia, que son la empatía y la capacidad de autorregulación.
Es tanta la violencia existente en la sociedad y los medios, que se produce un proceso de normalización de la violencia y se hacen habituales comportamientos violentos que sin duda dañan a otros. Se produce una minimización del daño y hasta se lo considera divertido. Una baja percepción del daño significa no tener conciencia cognitiva ni emocional de que están siendo crueles, de que puede ser muy doloroso y no divertido. Hay una falta de empatía en muchos niños que aparece como una incapacidad de ver los estados emocionales del otro, y por supuesto, no se les produce conexión emocional con sus sentimientos.
Hace algunos años Neva Milicic, escribió el libro “¿Son simpáticas las bromas?”, cuyo objetivo era reflexionar acerca de lo destructiva que puede ser para la autoestima reírse a costa de los demás. Las bromas son una forma de acoso escolar, lo que no es menor en un país en que alrededor de uno de cada cuatro estudiantes reporta ser víctima de intimidación. Son frecuentes en los colegio los sobrenombres, las burlas verbales por características físicas y de personalidad, y los rumores negativos que dañan la convivencia escolar. No es rara la actitud prepotente de parte de los niños, los cuales excluyen y marginan a sus compañeros.
Una nueva forma de violencia es la que se utiliza por medios tecnológicos, a través de mensajes de texto con insultos o descalificaciones, haciendo llegar por WhatsApp rumores que comprometen la imagen, o enviando fotos o videos que resultan en una difamación o ridiculización del compañero víctima de bullying.
Es indispensable que los padres participen en la prevención de la violencia, teniendo control sobre el uso que sus hijos están haciendo de las redes sociales, ayudándolos a reflexionar sobre los efectos de su conducta en los otros y favoreciendo una actitud empática, imaginando el impacto emocional que puede tener la violencia.